Emoción, esperanza y crítica técnica: tras bastidores de la audiencia histórica en la Corte Constitucional Italiana

Justo después del cierre de la audiencia pública en la Corte Constitucional Italiana, celebrada el 24 de junio de 2025, observadores acreditados y abogados se reunieron en la llamada “sala de los abogados”, aún vistiendo las togas utilizadas en la defensa oral. Entre ellos, voces emocionadas y análisis técnicos revelaron el impacto inmediato del juicio — considerado un hito para los derechos de los descendientes de italianos.

“Fue un momento que nos tocó profundamente como descendientes”, comentó una de las abogadas (véanse las opiniones en caliente en el video que acompaña este reportaje), mezclando emoción personal con reflexión jurídica. “No se trata de un pasaporte. Está en juego nuestra esencia.”

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En los comentarios recogidos entre bastidores, se hizo evidente la esperanza de que la Corte haya captado la profundidad del tema. La audiencia trató acciones que cuestionan la constitucionalidad de las disposiciones legales sobre el reconocimiento automático de la ciudadanía italiana por descendencia, sin límite generacional — y el contexto no podría ser más delicado: la “nueva” Ley n.º 74/2025, derivada del polémico Decreto-Ley n.º 36/2025 (llamado “Decreto de la Vergüenza”), sobrevolaba el juicio como una sombra y advertencia.

“La relatora fue muy equilibrada, muy atenta. No demostró ningún prejuicio negativo”, observó un abogado veterano. Su pregunta dirigida al abogado Marco Mellone, al final, fue crucial: quiso saber si la nueva ley también se aplicaría a los procesos pendientes. “Eso puede ser una brecha para que la Corte se pronuncie sobre el nuevo régimen jurídico”, añadió.

Algunos, aunque optimistas, señalaron dificultades técnicas: “Desde el punto de vista procesal, es difícil que la Corte se pronuncie directamente sobre la nueva ley, pero el hecho de que se haya mencionado ya es significativo”, reflexionó un jurista aún con la toga puesta. Otro añadió: “La nueva legislación interfiere negativamente. Esto podrá fundamentar futuras impugnaciones.”

En general, el clima era de evaluación positiva sobre el desempeño del equipo defensor. “Tuvimos intervenciones técnicas, pero también emocionales. Todas se complementaron. Transmitimos exactamente lo que queríamos. Hubo solidez, hubo sentimiento. Y hubo impacto”, resumió una de las abogadas.

También hubo quienes destacaron la importancia de dejar un precedente claro para el futuro. “Aunque la Corte no juzgue ahora la nueva ley, su mención ya representa una advertencia. La retroactividad, por ejemplo, nunca debe aceptarse en materia de ciudadanía como derecho originario.”

La impresión general entre los presentes fue que la Corte escuchó con atención — e interactuó. “Cuando un relator hace preguntas detalladas, es porque algo le interesó. Cuando no se interesa, sólo quiere que la audiencia termine.”

También se mencionó el contexto internacional: “Somos descendientes que cruzaron el océano. Y ahora quieren borrarnos como si no tuviéramos raíces. Pero nuestros corazones italianos siguen latiendo”, dijo emocionada una participante.

La conversación fue adquiriendo también un tono de agradecimiento. Muchos se abrazaban, sacaban fotos, intercambiaban contactos. Uno de los abogados concluyó con una frase que resumió el espíritu de aquella mañana romana: “Fue un momento histórico. Salimos de aquí con el alma ligera y la esperanza encendida.”

En el video que muestra el ingreso de los aproximadamente 150 acreditados para asistir a la audiencia (pocos en la sala principal y el resto en una sala con pantallas, con muchas solicitudes denegadas por la limitación de espacio), se percibe el riguroso control del servicio de seguridad a la entrada de la Corte Constitucional (Palazzo della Consulta).

Aunque acreditada y advertida de la imposibilidad de realizar registros fotográficos o cinematográficos durante la audiencia, la revista Insieme (único medio de prensa presente) tuvo que interrumpir su labor ya en la portería del edificio, durante el control de acceso, a pedido de funcionarios de la Corte.