Curitiba, otra vez sin cónsul general de Italia

Curitiba vuelve a quedarse sin titular al frente del segundo consulado general de Italia más importante de Brasil, responsable por los estados de Paraná y Santa Catarina. La cónsul Eugenia Tiziana Berti parte este lunes (20) de regreso a Roma, poniendo fin anticipadamente a lo que sería su primer mandato diplomático.

Su salida confirma la información anticipada por Insieme en mayo pasado y cierra una gestión breve — poco más de dos años y medio — marcada por expectativas iniciales y resultados limitados.

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Berti deja el cargo sin haber completado el período regular de cuatro años y sin concretar uno de los puntos más esperados de su administración: la instalación de una ventanilla consular en Florianópolis, una promesa que se perdió entre diferencias administrativas y la falta de personal.

Aunque se sabe que fue ella quien pidió dejar el cargo, su regreso a Roma se presenta como una promoción, hecha posible solo después de haber encontrado una vacante para desempeñarse en la ciudad de Basilea (Basel), en Suiza, donde asumirá nuevas funciones en un contexto diplomático más tradicional y cercano a los centros decisorios europeos.

Poeta y ciudadana sueca

Nacida en Frosinone, en la región del Lacio, Eugenia Tiziana Berti es jurista de formación y ciudadana italiana y sueca.

Graduada en la Università La Sapienza de Roma, con especialización en Derecho Penal y Criminología, es autora de dos libros de poesía (Ortogonal I y II), amante de la fotografía y cofundadora de la productora cultural Eclissi9.

Cuando fue anunciada, en marzo de 2023, Insieme destacó el perfil poco común de la nueva cónsul — una funcionaria administrativa veterana de la Farnesina, pero fuera de la carrera diplomática tradicional, con una trayectoria marcada por la cultura y el servicio público.

En su presentación, Berti afirmaba que el desafío sería “fortalecer el eslabón joven de la cadena que une a ambos países”, apostando por el idioma y la cultura italianos como puentes de modernidad.

Fue también la primera mujer en dirigir el consulado de Curitiba, creado en 1894, todavía en tiempos de la monarquía italiana.

Desencuentros y distanciamiento

La nueva cónsul llegó con buenas intenciones, pero pronto enfrentó dificultades internas.

Desacuerdos administrativos con el personal local provocaron la salida de Maria Salamandra, quien más tarde asumiría la jefatura del Consulado de Italia en Recife.

También fue notorio su distanciamiento de la prensa comunitaria.

A pesar de repetidas invitaciones, Berti nunca concedió una entrevista a la Revista Insieme — e incluso convocó al editor a una reunión en la que pretendía “entrevistar al periodista”, pidiendo que acudiera sin equipo.

Con el paso de los meses, la relación con la comunidad ítalo-brasileña se volvió casi exclusivamente virtual.

El perfil oficial del consulado en Instagram (@italyincuritiba) fue su principal herramienta de comunicación, donde compartía mensajes protocolares y registros de eventos como la Fiesta de la República.

Entre la poesía y la burocracia

Berti concluye su primera experiencia diplomática dejando la impresión de una gestión más burocrática que relacional, en la que el idealismo de la poeta cedió ante el peso de la maquinaria consular.

Las razones exactas de su salida anticipada no se han divulgado oficialmente. Se habla de dificultades de adaptación, roces institucionales y deseo personal de regresar a Europa.

No hay información sobre cómo será administrado el consulado hasta la llegada de un nuevo titular.

Probablemente un funcionario administrativo asumirá interinamente la dirección.

El final de la gestión de Berti ocurre en un momento crítico para los servicios consulares.

El programa “Passaporto Amico”, destinado a la atención semanal de personas mayores o con movilidad reducida, se encuentra suspendido desde hace varias semanas por “problemas técnicos”, que según fuentes internas se deben a la crónica falta de personal.

La situación refleja un panorama nacional de sobrecarga en los consulados italianos en Brasil, agravado por sucesivas reformas administrativas y por la creciente demanda de ítalo-descendientes en busca de ciudadanía y pasaportes.

Curitiba y el desafío de la continuidad

La salida de Berti repite un patrón que se consolidó en los últimos años: es el tercer mando consular interrumpido antes de tiempo.

Antes que ella, Salvatore Di Venezia se jubiló en 2022 tras una gestión de transición marcada por la adquisición de la sede propia del consulado y el intento de reconstruir el diálogo con la comunidad.

Y antes de él, en 2020, el episodio de Raffaele Festa había sacudido la confianza institucional.

Festa fue removido del cargo y trasladado a la Representación Italiana ante el Consejo de Europa, en Estrasburgo, tras desobedecer órdenes de la Farnesina sobre el llamado vademécum de la ciudadanía.

El caso generó una crisis en el Comites, llevó a la renuncia del presidente Walter Petruzziello y abrió un largo período de distanciamiento entre el consulado y la comunidad.

Di Venezia devolvió serenidad. Berti representaba, en teoría, una continuidad moderna — pero su gestión terminó antes de madurar.

 

Con tres jefaturas interrumpidas en cinco años, el Consulado General de Italia en Curitiba enfrenta ahora el desafío de reconstruir su estabilidad institucional y la confianza de la comunidad.

Mientras se espera el nombre del nuevo titular, entre los ítalo-brasileños de Paraná y Santa Catarina prevalece un sentimiento de cansancio y decepción, pero también la esperanza de que, finalmente, la representación italiana vuelva a ofrecer “el rostro amable que Italia merece”, como expresaron varios miembros de la comunidad al cierre de este turbulento ciclo iniciado en 2020.