Exdiputado y exsenador del Parlamento italiano por la Circunscripción América del Sur, Fausto Longo volvió a la escena pública durante la manifestación del pasado sábado (03/05) en São Paulo, donde pronunció un emotivo discurso ante cientos de ítalo-descendientes reunidos en la Praça Cidade de Milão. Pero fue en una entrevista exclusiva concedida a la Revista Insieme donde Longo ofreció su análisis más contundente: para él, el Decreto-Ley n.º 36/2025, conocido como Decreto Tajani, representa un intento de “suprimir nuestra historia y condenar nuestro futuro”.
Con una extensa trayectoria institucional, Longo sostiene que la medida rompe con la forma en que el Parlamento y la diplomacia italiana tradicionalmente se han relacionado con los emigrantes. “Durante mi paso por el Senado y la Cámara, percibí simpatía y acogida hacia los italianos que viven en el exterior. Lo que vemos ahora es inaceptable”, afirmó, mostrando sorpresa ante el carácter “odioso” del decreto y su promulgación por vía de decreto, sin el debate legislativo necesario.
El exparlamentario lamenta lo que considera una profunda desconexión entre los autores del decreto y la realidad vivida por los ítalo-descendientes. A su juicio, la primera ministra Giorgia Meloni “no conoce a la comunidad italiana en el exterior”, y el ministro Antonio Tajani (a quien llega a llamar “Adolfo Tajani”) ha promovido un acto políticamente reprobable al firmar una medida que excluye y debilita el vínculo entre Italia y sus hijos esparcidos por el mundo. “Nosotros, que al mirarnos al espejo vemos a nuestros padres y abuelos italianos, no podemos aceptar que se nos diga que ya no somos italianos”, declaró.
En la entrevista, Longo recurrió a metáforas contundentes para ilustrar la violencia simbólica que, según él, promueve el decreto. “Es como decir que el nieto de un japonés ya no puede nacer con ojos rasgados, o que el bisnieto de un elefante africano ya no es un elefante. Eso es inaceptable en un mundo que busca construir más armonía y generosidad”, expresó.
Consultado sobre los caminos posibles para revertir la situación, Longo reconoció la gravedad del momento, pero ve esperanza en el propio Parlamento. Según se comenta en los pasillos, Tajani habría “metido el elefante en la sala”, apostando luego por ceder en los puntos más extremos como táctica para abrir una “negociación” sobre la ciudadanía. “Pero la injusticia no se corrige con exclusión. Se corrige con generosidad, con enseñanza de la lengua, con políticas públicas y con presencia cultural”, defendió.
A pesar del tono crítico, Fausto Longo vio en el decreto un efecto colateral positivo: la reactivación de la conciencia colectiva de los italianos del mundo. “Estamos más unidos. Esto nos está fortaleciendo como pueblo. Italia se dará cuenta de que somos un solo pueblo, y esa unidad tendrá efecto”, afirmó con esperanza.
Cerró la entrevista con un llamado que ya había marcado su discurso en la manifestación: “Si Italia llama, nosotros, los italianos del mundo, responderemos”. Para él, la protesta no es un grito contra Italia, sino un gesto de amor hacia una patria que, aunque físicamente distante, vive en la sangre, la memoria y la cultura de sus descendientes.