Italianos en el exterior alzan la voz contra el “Decreto de la Vergüenza” en manifestaciones simultáneas

El sol brilló el sábado 3 de mayo sobre cuatro plazas cargadas de simbolismo para la comunidad de los italianos nacidos en el exterior: Piazza del Campidoglio, en Roma; Praça Cidade de Milão, en São Paulo; Praça Itália, en Porto Alegre; y Piazza Italia, en Reggio Calabria. En estas ciudades, descendientes de italianos nacidos fuera de Italia volvieron a protestar contra el Decreto-Ley n. 36/2025, apodado “Decreto de la Vergüenza” por imponer límites inéditos al reconocimiento de la ciudadanía italiana por derecho de sangre.

En la capital paulista, la manifestación se caracterizó por una fuerte participación popular y una amplia adhesión espontánea. El micrófono estuvo abierto para todos los que quisieran expresarse: entre los oradores hubo profesores de lengua italiana, genealogistas, parlamentarios, activistas comunitarios y representantes de familias que luchan desde hace años por el reconocimiento de la ciudadanía. La protesta fue transmitida en vivo por la Revista Insieme, que ha estado siguiendo de cerca los desarrollos desde el inicio de esta movilización.

PATROCINANDO SUA LEITURA

El ambiente fue al mismo tiempo combativo y emotivo. El Himno de Mameli fue entonado colectivamente, y también se cantó la tradicional canción “Bella Ciao” como símbolo de resistencia. Entre pancartas que recordaban la italianidad de comunidades en Argentina, Australia, Brasil y otros países, y carteles con críticas directas al gobierno italiano, los discursos convergieron en la idea de que ningún decreto puede borrar siglos de historia y pertenencia.

Uno de los momentos más simbólicos fue el llamado “apagón de la memoria”: imágenes y documentos históricos de la diáspora italiana fueron simbólicamente cubiertos u oscurecidos, en alusión al olvido que el nuevo decreto representaría para millones de descendientes. La misma performance, ya realizada esa mañana en Roma, conmovió también al público en São Paulo.

Entre los que tomaron la palabra estuvo el sociólogo y genealogista Daniel Taddone, quien defendió con firmeza la necesidad de responsabilizar políticamente a los autores y defensores del decreto. Recordó que Antonio Tajani, actual ministro de Asuntos Exteriores y principal promotor de la medida, no debería ser bien recibido nuevamente en América del Sur después de lo que calificó como una traición. Añadió que, si el decreto se aprueba y el MAIE —del cual forma parte— permanece en el gobierno, él mismo abandonará el movimiento.

También estuvo presente el diputado italiano Fábio Porta (PD), quien recordó que la primera ministra Giorgia Meloni, durante su campaña electoral, había prometido defender la ciudadanía por sangre. Para Porta, el decreto actual representa una ruptura de esa promesa y una falta de respeto a la historia de la emigración italiana. Afirmó que llevará al Parlamento italiano el grito de indignación de los manifestantes y subrayó la importancia de preservar el derecho de las nuevas generaciones nacidas fuera de Italia.

En su intervención, Porta también refutó el discurso del gobierno que intenta justificar el decreto invocando presuntos fraudes o desórdenes provocados por estructuras privadas. Recordó que, durante décadas, los consulados italianos fueron abandonados por el propio Estado, creando un vacío institucional que dio lugar al surgimiento de oficinas especializadas en ciudadanía. “Fueron los consulados abandonados por el Estado los que crearon las condiciones para el nacimiento de un mercado jurídico de asistencia”, afirmó, subrayando que el problema no son los abogados ni los genealogistas, sino la omisión del propio Estado. Añadió con ironía que, en lugar de resolver el problema, el decreto lo ha agravado, y que “ahora sí los abogados tendrán trabajo”, ya que será el Poder Judicial quien deberá enfrentar la inseguridad y los conflictos legales provocados por un texto apresurado, mal redactado y jurídicamente frágil.

El exsenador Fausto Longo, también presente en el acto, concluyó su intervención rescatando un verso del himno nacional italiano y preguntando al público: “Cuando Italia llama, ¿cómo respondemos?”. La respuesta fue inmediata: los presentes levantaron las banderas italianas y respondieron con un decidido “¡Sí!”.

Desde el lado brasileño, el diputado federal Carlos Zarattini (PT-SP), integrante del Frente Parlamentario Brasil-Italia, reafirmó el rechazo formal al decreto y defendió el uso de la vía judicial para garantizar los derechos de los descendientes. Según él, el texto aprobado por el gobierno italiano es inconstitucional y representa una exclusión injusta y discriminatoria.

La manifestación contó con el apoyo de la Guardia Civil Metropolitana de São Paulo, que envió agentes del equipo bilingüe para acompañar el evento. Uniformadas con escudos de Brasil e Italia, las agentes manifestaron su solidaridad con la causa de la ciudadanía.

Hacia el final del acto, el artista plástico y curador Saulo de Tarso, residente en Italia, compartió un recuerdo familiar que conmovió a los presentes. Relató que su abuelo, hijo de un italiano de Pistoia, sobrevivió a la guerra al recibir la noticia del fin del conflicto justo antes de embarcarse. Fue con él que aprendió a hablar italiano en casa. Saulo remarcó que, aunque había muchas figuras institucionales presentes, las verdaderas autoridades en ese momento eran los manifestantes reunidos en la plaza. Emocionado por la memoria de los soldados brasileños que lucharon en Italia durante la Segunda Guerra Mundial, reforzó que hoy es la comunidad italo-descendiente quien tiene la responsabilidad de preservar esa historia. Su intervención fue una más entre tantas que recordaron que el vínculo entre Brasil e Italia también se ha forjado con sangre derramada en defensa de la libertad.

Al final de la manifestación, los organizadores agradecieron la presencia de todos los participantes, llegados desde distintas regiones del estado de São Paulo y de otras partes de Brasil. Entre los responsables de la conducción del evento estuvo el abogado Mario da Silva Jr., quien actuó como maestro de ceremonias, coordinando las intervenciones, organizando los tiempos y garantizando que todas las voces pudieran ser escuchadas con respeto y orden. El agradecimiento se extendió a todos los que colaboraron de forma voluntaria —desde quienes montaron la estructura, hasta quienes llevaron pancartas, compartieron invitaciones, cantaron los himnos y ayudaron a mantener viva la llama de la italianidad.